El billete no estira más, para comprar los alimentos.


A partir de mayo de 2021, El Salvador se ha visto sumida en una escalada alcista de los precios de los alimentos que presiona el ya deteriorado bolsillo de la población.


La Canasta Básica Alimentaria (CBA) está compuesta sólo por 22 alimentos. En el periodo de enero 2021 a marzo 2022, la población pasó a pagar demás en el área urbana US$21.71 y en el área rural, US$16.65 por el costo de estos mismos alimentos. Al comparar el salario mínimo $365.00 (US$327.59 con descuentos de ley) y $243.47 (US$218.52 con descuentos de ley) del sector comercio y agropecuario respectivamente, respecto a la CBA, se podrá evidenciar que ni tan siquiera se alcanzan a comprar esos 22 alimentos, debido a que el consumidor, tiene que priorizar otros gastos en pagos de: agua, electricidad, transporte público, telefonía, gas, impuestos municipales, vivienda, entre otros gastos esenciales. Un estudio realizado en el 2019 determinó que el costo de vida era de $706.00.

Los precios de los alimentos continúan al alza, tanto de los contenidos en la CBA como de otros no incorporados en la misma.

 

Consecuentemente, existe una contracción de compra de los alimentos por parte de 3 de cada 10 salvadoreños2 y otros han dejado de consumir productos alimentarios específicos contenidos en la CBA, oscilando la reducción entre un 20.9% a un 53.6%.

En El Salvador, la desigualdad social y económica muestra una “moneda con dos caras”. Por un lado, entre 2015 y 2019, el número de personas “ultras ricas”, es decir, con más de $5 millones de dólares de patrimonio neto, aumentaron de 100 a 110 personas. Para 2019, este grupo acumulaba un total de US$8.9 mil millones, pero solo la persona más rica de todas ellas poseía $5.3 mil millones. En contraste,

el otro lado de la cara de la moneda muestra que la pobreza se incrementó en el país. 72,686 nuevos hogares se adicionaron a la pobreza extrema de los 87,372 que ya existían en el 2019. Y 24,983 cayeron en pobreza relativa de los 354,975 en el mismo periodo.

Es decir, el país continúa en un modelo donde la pobreza se socializa y la riqueza, se individualiza. Entre los meses de marzo a mayo de 2022, se calculaba que 900 mil personas salvadoreñas estarían en crisis o emergencia alimentaria (Fase 3 o peor), proyectándose que los departamentos mayormente afectados serían Ahuachapán y Morazán, los cuales estarían en condición de crisis alimentaria aguda. Factores como el cambio climático; precios de los combustibles; cadena de suministro y la guerra entre Ucrania y Rusia agudizarán esta situación, provocando más migración interna y externa.

Las proyecciones no son nada alentadoras para este 2022. El Salvador no ha escapado a la escalada inflacionaria del ámbito mundial de los costos de bienes y servicios. El país ocupa el tercer lugar de los países de la región centroamericana con la inflación más alta (Ver anexo 3). Los precios continuarán incrementándose y consecuentemente, el consumidor perderá más su poder adquisitivo, sacrificando así, comer bien, por lo que igual continuarán estando en situación de inseguridad alimentaria, no cubriendo el Contenido Energético Per Cápita de 2160 Kcal., para satisfacer sus necesidades de energía y nutrientes.

Si bien, la inflación tiene su arraigo en factores exógenos, también lo son los endógenos. El contar con una narrativa externa, que explica los problemas como los altos precios del petróleo y sus derivados debido a la demanda internacional o problemas políticos, así como, las deficiencias en la cadena de suministro, debe explicarse también de lo que internamente pasa en el país, para hacer frente a atender la situación de los altos costos de los alimentos y de vida. En ese sentido, debe observarse la desigualdad, la producción y comercialización agrícola nacional y el consumo, es decir, el Sistema Alimentario salvadoreño, que dé respuestas a la inmensa mayoría de la población salvadoreña donde más les está “apretando el zapato”, la comida.

Aspectos que contribuirían a disminuir el costo de vida para que las familias puedan adquirir los alimentos de la CBA, requieren intervenciones como:

→ De forma temporal, al menos, eliminar la renta a los salarios de hasta $1,000 dólares, medida que recientemente ha adoptado Costa Rica. Ello en cierta forma daría respuesta a la desigualdad socioeconómica, dado que, a la fecha, no se ha aplicado aquel principio que dice, “quien tiene más, pague más”. La pérdida de este tributo puede compensarse con la disminución del gasto público e incremento de impuestos en otros bienes y servicios.

→ Instruir a carteras de gobierno que establezcan un plan de educación para enseñar a las familias a crear huertos urbanos.

→ Finalmente, invitamos a todas y todos los consumidores a cuidar el gasto, priorizando la compra de alimentos en espacios como los mercados y la iniciativa “Consumo lo que Produzco”.

 

 Comunicado de prensa: El billete no estira más, para comprar los alimentos. 

 500 2 25 500 3 25

 Vea la noticia en: 

Diario Co Latino: Alto costo de la vida deteriora el bolsillo de la población

Teleprensa canal 33: Los precios de los alimentos de la canasta básica incrementan

TCS noticias: Productos de la canasta básica en El Salvador se han encarecido en el último año.

El norteño news: El billete no estira más, para comprar los alimentos

La Prensa gráfica: Relato | “La alimentación para mis hijos ya no es la misma”